¿Me encuentro en un ocaso de eternidad? Ahora todos los días imagino que despierto con los muertos de la ciudad, tal vez avergüenzo a la gente más cercana a mí, sueño poder ser un signo indescifrable, sin embargo solo sigo siendo o bien percibo que soy…
Ya la letra que rasgue para habitar, se ha ido a un silencio que es tan ensordecedor como las lágrimas que brotan de Alta – miran (d)o, ¿eres tú quien pesa sobre mi espalda, sobre mis lenguas?
El día es la somnolencia de un ser perdido y olvidado que había aprendido a hablar, la noche dejo de ser el horror de un insomnio, dejo la tiranía fantasmal ancestral, para pasar a la melancolía de la renuncia.
Escucho mi sangre correr aún atormentada por tú voz, tú nueva voz tan demandante, tan real, realmente hiríente, se que ya no respiras, pero el aliento que te pertenecia recorre la habitación recordandome los actos de amor.
Me ofrendaste en el crepúsculo un alimento faltante, como el último suspiro del ser en el mundo, no me cobraste ni pronunciaste una deuda, la ofrenda la convertí en mi horca, hoy mi cogote sangra y mancha mis pasos perdidos por mis actos negros.
¿He de cargar esto hasta mi morada mortuoria? ¿Cómo tirarte de mi logos tan lego de la muerte?...
Ortsac Navlag Odracir
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